De vez
en cuando aparece un disco que parece que sale de ninguna parte, que parece que
no viene de ningún sitio, que es algo nuevo que nunca se ha escuchado antes.
Pasó con Black Sabbath, pasó con los Judas, pasó con los Sex Pistols y otros
grupos de la primera ola del punk… Y también pasó con el álbum de debut de Van
Halen. Obviamente nada viene de ningún sitio, todo tiene unas influencias y
unos precedentes, pero hay grupos que consiguen combinar los ingredientes de
una manera y con una intensidad que crea algo nuevo y que realmente resulta
atemporal. Sin quitarle mérito a David Lee Roth, Michael Antony y Alex Van Halen,
componentes esenciales del sonido del grupo, Eddie Van Halen consigue llevar el
listón de lo que se puede hacer con una guitarra eléctrica a otro nivel, con su
virtuosismo, su velocidad y su tapping a dos manos, básicamente crea una nueva
escuela, que influirá cientos de guitarristas en las generaciones venideras. Sin duda uno de los artistas más influyentes de la historia de la música. En
fin, un disco para el que no hay palabras, sin ninguna clase de dudas uno de los
mejores discos, así en general. Tiene mis dieses supremos, como no podría ser de
otra manera.
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Fuente: Discogs |