Doceavo o decimocuarto (quien sabe) disco del grupo. Es un disco de rock bastante directo (aunque con el inevitable tema funky por ahí metido) en el que destaca la archi-mega-conocida canción que da nombre al disco. Sorprendentemente no fue un disco particularmente exitoso, y por lo que he podido leer se considera como el punto de pivote en el que los Stones tomaron una dirección cada vez más cómoda, y seguramente menos relevante (o no, solo es lo que he leído).
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