Octavo disco, ya prácticamente sin Brian Robertson en la banda. Un discazo como la copa de un pino, con sus guitarras dobles y todo el molor típico de Thin Lizzy, tiene temas míticos como el que da nombre al disco, Soldier Of Fortune, o Dancing In The Moonlight por citar algunos, el disco tuvo bastante éxito en su día, y actualmente además tiene mis dieses.
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