Primer disco de Ozzy Osbourne, no se si decir en solitario,
porque la idea era montar una banda llamada Blizzard Of Ozz, pero al final se
quedo como nombre del disco un poco por como quedó el texto de tamaño en la portada.
Este cambio raro entre “banda” y “cantante solista con banda” también causó
muchos problemas legales porque el estatus de los integrantes de la agrupación
no quedó muy claro, lo cual llevó a tramendos pleitos por la autoría y el pago
de los derechos de autor, lo que en ultima instancia condujo a que en la
edición en CD remasterizada de 2002 el bajo y la batería fuesen sustituidas por
otras para no usar las que en su día grabaron Bob Daisley y Lee Kerslake y no
tener que pagarles (y por eso siempre he dicho que mi cassette del Blizard Of
Ozz suena mejor que el CD ¡Y me llamaron loco!). Hablando de integrantes del
grupo, por cierto, señalar, obviamente, al nuevo y flamante guitarrista de la
banda, que estaba apunto de convertirse en uno de los guitarristas más
importantes de su generación y cuya carrera se vio truncada de manera trágica y
absurda. Pero me estoy adelantando.
Tras ser despedido de Black Sabbath, Ozzy se encerró
en un hotel a beber y a drogarse convencido de que su vida ya estaba acabada,
hasta que por la puerta apareció Sharon Arden, hija de Don Arden, mandamás de
Jet Records, que además también fué manager de Black Sabbath, aunque estos
nunca a llegaron a estar dentro del sello Jet, no así Ozzy, que después de que
Sharon le sacase del hoyo y le pusiese firme, le convenció para firmar con Jet
Records y sacar un nuevo disco, con ella como manager. Para reclutar a su nueva
banda, con la que Ozzy tenía la intención de competir contra Black Sabbath en
popularidad, tiraron de veteranos, y se contó con los ex Uriah Heep, ex
Rainbow, y Ex Deep Purple Lee Kerslake (batería), Bob Daisley (bajista y
letrista, Ozzy siempre encarga a los bajistas que le escriban las letras), Don
Airey (teclista) y como contraste, un joven guitarrista, recién salido de Quiet
Riot, llamado, ahora si, y me quito el sombrero, el gran Randy Rhoads. Randy,
de quien ya hable cuando tocó revisar sus dos primeros LPs, venia de un
comienzo muy duro con su primer grupo y estaba buscando alguna oportunidad. Tocar
en la banda de Ozzy no le emocionaba, pero su propia banda no iba a ninguna
parte, así que fue a una audición (recomendado por Dana Strum, de Slaughter) a
un estudio en Los Ángeles, donde un claramente borracho Ozzy Osbourne le
admitió en el grupo con solo oírle hacer calentamientos con la guitarra. Tras
varias peripecias (incluyendo ser detenido en UK y deportado de vuelta a EEUU
por no haberle proporcionado Jet Records los permisos de trabajo) Randy se mudó
a vivir a casa de Ozzy en Inglaterra con sus dos hijos y su entonces mujer
Thelma (aun Ozzy no la había dejado por su manager, madre mía, pobre mujer, lo
que tuvo que aguantar) y ya todos juntos se pusieron a grabar el álbum,
compuesto en gran medida por Rhoads y Daisley, aunque Sharon, que la mayor
parte del tiempo de la grabación se la pasó en Los Ángeles, dijera que habían
aportado poco creativamente. Sin duda no se puede negar la aportación de
Rhoads, ya que una parte de las melodías de Blizzard Of Ozz y del siguiente
disco, Diary Of A Madman, de un modo u otro ya aparecían en parte de su trabajo
con quiet Riot. La combinación del carisma de Ozzy, con el innovador y virtuoso
estilo neoclásico de Rhoads y el saber hacer y la experiencia del resto del
grupo, hicieron del disco un exitazo tremendo, multi disco de platino y que,
para asombro de Osbourne, cumplió con sus expectativas de superar en
popularidad a Black Sabbath (a quien les dedica la canción Goodbye To Romance)
cosa que no se tomaron demasiado bien. El disco en sí, es un himno tras otro, I
don’t Know, Crazy Train, Goodbay To Romance, Suicide Solution, Mr Crowley… Uno
de los mejores discos de Osbourne, uno de los discos más míticos del heavy
metal ochentero, un despliegue de guitarreo neoclásico espectacular y uno de los
pocos trabajos que existen grabados de un máquina de la guitarra. Además de ser
uno de los tres discos (siendo el otro Diary Of A Madman, y el otro Bark At The
Moon) que me prestó un amigo en la
carrera (Ole tú Iván) y me metieron la pasión por el jevi en el cuerpo:
Vinculación emocional máxima. Blizzard Of Ozz tiene mis dieses y recomendación. |
Fuente: Discogs |
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