Séptimo disco de los hermanos Mael, a pesar de llamarse Introducing Sparks no solo no es el primero, si no que en determinados aspectos es el último. Un disco de rock con un sonido bastante americano, bastante estándar en cierto modo, aunque con ese "componente Sparks" que lo hace muy único (valga la contradicción) que se compone, entre otras cosas, de las maravillosas letras marca Sparks que hacen mundano lo metafísico y épico lo mundano, claramente Ron Mael, que es el que mayormente escribe, es un genio absoluto. Pero, como decía, más allá de sus letras, el disco musicalmente es poco novedoso, tiene como mucha influencia de los beach boys y no tiene himnos como Kimono My House o Propaganda, y bueno, comercialmente fue un fiasco tremendo (más o menos como Big Beat) y también lo fue a nivel de critica, aunque hoy en día está reivindicado como un clásico infravalorado, pero bueno. La cosa es que en este momento Sparks dieron por agotado el rock, y pusieron su interés en el italodisco y el incipiente sonido synth pop, lo cual llevaría a que este sea el último disco de una etapa, y la antesala de otra muy diferente que en general marcaría el resto de su trayectoria. Aunque no es mi disco preferido vale la pena la oída.
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